martes, 3 de noviembre de 2009

Si buscabas el paraiso...





Qué lejos estoy del suelo donde he nacido, inmensa nostalgia invade mi pensamiento, al verme tan solo y triste cual hoja al viento, quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento...


El Día de Muertos

Es una celebración de origen prehispánico que venera a los difuntos los dias 1 y 2 de Noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.

Para los prehispánicos, la Muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica, no había un cielo o un infierno, así que el destino de las almas era determinado por el tipo de muerte que sufrió la persona. Para los antiguos mexicanos, existían cuatro destinos: el Tlalocan, el Omeyocan, el Mictlán y el Chichihuacuauhco; cada uno bajo cargo de algún dios.

La persona finalmente muere cuando se olvidan de ella, y eso bien saben los habitantes de Santa Coapan, así que cada año se celebra “la Velada”. El 1 de Noviembre de cada año, las personas acuden al panteón para adornar con flores, ceras y veladoras los sepulcros de sus familiares, y permanecen toda la noche y madrugada, recordando a sus familiares en aquel sitio. Se hacen fogatas para apaciguar el frío y las conversaciones de la gente: dejan el sabor a tradición e identidad del mexicano.

El pueblo cobra un misticismo, una magia, un sabor incomparable que trae a la memoria nuestro pasado indígena. Los instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas: fueron remplazados por el pan de muerto, los dulces y las frutas.

Es muy importante mantener vivas nuestras tradiciones, revivir las que se han olvidado y, quizá, adaptarlas a nuestro momento histórico sin que se pierda la esencia. Somos un país rico en tradiciones, algunas importadas que, desgraciadamente, son más celebradas que las nuestras. Se dice que una cultura desaparece cuando el ultimo habitante se olvida de ella, por esa razón necenecesitamos proteger nuestra identidad, no olvidarnos que somos descendencia indígenas y que, ante todo, somos hijos de esta hermosa tierra.

¡Qué el Día de Muertos, no se olvide!
Fuente: http://enaguadeculebras.blogspot.com/

miércoles, 28 de octubre de 2009

Y no se me ocurre nada...

Uno, dos, tres…
Las primeras veces son inolvidables, momentos que, para bien o mal, aparcan en tu memoria y que después se los lleva el viento o, mucho peor, el olvido. ¿Alguien ha olvidado cuando aprendió a pensar? ¿Te acuerdas de la primera vez que volaste sin usar medios humanos, peace, peace? ¿Recuerdas la primera vez que viste a los Powe Rangers con sus extraños pantaloncillos? ¿Y que hay de aquella chica que te revoloteaba el corazón con sus pechos infantiles? ¿Lo has olvidado? No.
El amor.
Los problemas amorosos son buenos para estos momentos, uno dice “la amo” o, en el triste de los casos, “me duele”, y así puede llenar todas las hojas y gastar toda la tinta hablando del amor o el desamor. Dichosos los poetas que están más cerca del amor, que no se pierden en trivialidades, que de una rosa hacen el verso más bonito, que hacen tomos y tomos con la esencia del amor y que no creen saber más de lo que saben. ¡Qué viva el amor!
La música.
Quisiera poderles hablar de la mejor música, de la mejor canción, de un buen vals o describirles la novena sinfonía de mi amigo Beethoven, pero no soy el indicado. Para mí, la música es un estado de ánimo, el reflejo de lo que somos: un toque de identidad. ¡Para quererte, Joaquincito, nos sobran los motivos! ¡Qué viva la música!
Un buen libro.
¿A quien no le conmovió un párrafo de Cien años de Soledad? ¿Te acuerdas cuando casi aflojas las lágrimas con Los Miserables? No es que muera de amor, muero de ti… ¡Dios te bendiga Sabines y a Dios! ¡Qué viva la literatura! ¡Qué viva dios! ¡Qué viva Juárez, y no Benito! ¡Qué viva hidalgo, el caballero de triste figura! ¡Qué viva mi apá y la chona!
…Cuatro, Cinco, Seis e infinito.

Termine esto y no encuentro qué escribir: amsorri dijera el gringo. Marisombra es gringa.
¡Arriba el pecado y abajo tú, puerca!

Buscaba una canción
Y me perdí
En un montón de palabras gastadas
No hago otra cosa que pensar en ti
Y no se me ocurre nada...